Observatorio Venezolano para la Sociedad de la Información y del Conocimiento


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Grupo DIRCOM

jueves, 20 de agosto de 2009

Foro La revocatoria de las radioemisoras

Foro "La revocatoria de las radioemisoras: Democratización o radocidio"
Marcelino Bisbal, Alonso Moleiro, M. Isabel Párraga y Vladimir Villegas
Fundación Cultural Cabrujas

miércoles, 19 de agosto de 2009

GMRC presents Janet Wasko (USA) on March 19, 2009

The Global Media Research Center at SIUC presents Janet Wasko, Knight Chair in Communication Research at the University of Oregon-Eugene. The title of this presentation is "The Propaganda Model and US Entertainment Industries". The GMRC is part of the College of Mass Communication and Media Arts at Southern Illinois University Carbondale.

Blues Point Four - Stormy Monday - Blues Punto Cuatro

Excelente interpretación de Blues Punto Cuatro. Es importante hacer notar para nuestros amigos latinoamericanos que cuenta con la participación de nuestro querido Prof. Enrique Sánchez Ruiz (México, reconocido teórico latinoamericano, sobre cultura y comunicación). El grupo esta constituido por:
Rola de Enrique Sánchez (Larry).
Bajo: Jorge Salles
Batería: José Luis Zúñiga (Sullivan)
Guitarra principal: Fernando González
Guitarra y Voz: Enrique Sánchez Ruiz (Larry)

Rossana Reguillo (México). Seminario "Comunicación y poderes"

La profesora mexicana Rossana Reguillo participó en el seminario Comunicación y poderes, organizado por ALER y la UASB. El tema de la ponencia de Reguillo es "En las márgenes del miedo. Discurso, medios y poderes". 24 de Marzo de 2009.

Armand Mattelart (Belgica)

A este Tercer Foro Social Mundial también asistió Armand Mattelart, sociólogo y teórico de la ciencia de la información y comunicación. En la entrevista realizada por José Zepeda, Mattelar repasa la situación actual de los medios de comunicación.
Su vocación es la necesidad de comprender los procesos de la comunicación desde las relaciones políticas, económicas, sociales y culturales donde se gestan los movimientos y el sentido primario de ellas. Para el logro de sus propósitos apela a la cultura y a los procesos de reproducción social. Mattelart conserva el mismo espíritu crítico que le dio celebridad mundial. Su gran pasión ha sido desde la década de los sesenta, del siglo pasado, elaborar análisis que posibiliten preguntarse y actuar sobre el paradigma del derecho a la comunicación del conjunto de la sociedad. En estos cerca de cincuenta años las cosas han cambiado profundamente, y los nuevos tiempos de globalización reclaman una aproximación que rescate, simultáneamente, los grandes aciertos analíticos del pasado con las nuevas proyecciones del presente. Nuestro entrevistado pasa su mirada, y su búsqueda de sentido con evidente intención didáctica, por la teoría y la práctica de la comunicación, principalmente de América Latina.

Néstor García Canclini (México) en el CIC-Museo

El pasado 10 de febrero 2009, el antropólogo argentino se presentó en el CIC-Museo de la UABC ofreciendo su cátedra semestral acerca de "El Futuro de la Cultura vista desde las Investigaciones sobre los Jovenes" en el marco de la nueva exposición del Museo: "Redes Sociales".

Mario Kaplún (Uruguay) habla sobre nuevas tecnologías (2006)

Entrevista ICOD - Jesús Martín Barbero (Colombia)

El Dr. Jesús Martín Barbero fue presidente de la Asociación Latinoamericana de Investigadores de la Comunicación (ALAIC) y miembro de la Federación Latinoamericana de Facultades de Comunicación Social (FELAFACS). Cursó sus estudios de doctorado en Filosofía en la Universidad de Lovaina y de posdoctorado en Antropología y Semiótica en París. Es Doctor Honoris Causa por la Universidad Nacional de Rosario.

Guillermo Orozco Gómez (México)

Esta entrevista fue realizada para el CD/Libro Comunicación Digital: Competencias Profesionales y Desafíos Académicos de la Red ICOD.
Doctor en Educación por la Universidad de Harvard. Catedrático de Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Guadalajara. Coordinador del grupo de trabajo sobre estudios de la recepción de ALAIC y catedrático UNESCO.

Anibal Ford (Argentina)

Esta entrevista fue realizada para el CD/Libro Comunicación Digital: Competencias Profesionales y Desafíos Académicos de la Red ICOD.
Profesor de Teoría de la comunicación y Teoría del periodismo en la Universidad de Buenos Aires. Dirige la Maestría en Comunicación y Cultura en Ciencias Sociales de esa Universidad.

viernes, 7 de agosto de 2009

Manifiesto Universitario por la Autonomia y la libertad

Por la Libertad de Información, Expresión y Comunicación
en una Democracia Plural

martes, 4 de agosto de 2009

Estudio Industrias Creativas y de los Contenidos Digitales en Venezuela. Tendencias.

Estudio Prospectivo sobre las TIC y las Industrias de Contenidos Digitales en Venezuela 2008-2017

Cátedra Sociedad de la Información, Política y Economía de la Comunicación y la Cultura

La Cátedra y Grupo de Trabajo “Sociedad de la Información, Política y Economía de la Comunicación y la Cultura” del ININCO-UCV es una aproximación sistemática a los impactos de las industrias culturales y creativas (ICC), protegidas por el derecho de autor (copyright industries), las industrias relacionadas con el híper sector de las tecnologías de información y comunicación (TIC), de contenido digital (ICD) y redes sociales en Venezuela en los diferentes ámbitos, con particular acento en el análisis crítico de la dimensión cultural y comunicacional así como las transformaciones globales que acompañan la actual emergencia de la denominada Sociedad de la Información y del Conocimiento (SIC).

Coordinación General: Soc. Mgs. Carlos Enrique Guzmán Cárdenas
carloseguzman@cantv.net; cguzmancardenas@gmail.com
Teléfono ININCO-UCV +58 212 6930077


lunes, 3 de agosto de 2009

Una pequeña historia de veinte años investigando, publicando y comunicando democracia.



A small twenty year-old history investigating, publishing and communicating democracy.
Estamos conscientes de que la investigación desarrollada en el silencio, si bien no muere del todo, pierde al menos la parte más viva de su existencia: la confrontación crítica con gentes del mismo oficio e idénticas inquietudes. Esto es especialmente cierto en un campo sometido a corrientes innovadoras muy intensas, en el que se producen resultados que necesitan del calor de la vida pública, pues que su destino es el de provocar reacciones específicas en la vida diaria (ÁLVAREZ, Federico, Anuario I. 1988: 7).

Con este número 1 del volumen veinte correspondiente al año 2008 se cumplen 20 años difusión y divulgación ininterrumpida del Anuario ININCO /Investigaciones de la Comunicación de la Universidad Central de Venezuela; publicación con un altísimo nivel de reputación científica en la comunidad académica venezolana e iberoamericana de la comunicación social. Así lo demuestra la Evaluación Integral 2008 del Programa de Publicaciones Científicas y Tecnológicas del Fondo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (FONACIT) adscrito al Ministerio del Poder Popular para Ciencia y Tecnología, en donde nuestra publicación cumplió de manera sobresaliente con los criterios de apreciación obteniendo un puntaje de 89,95 ubicándose en el primer lugar de las revistas del área de Humanidades, pero también superior en comparación a otras áreas del conocimiento.

La revista se presenta por primera vez al público en 1988 bajo el nombre de Anuario ININCO (Temas de Comunicación y Cultura), luego del discreto sigilo producido por la conclusión de la experiencia editorial de la Revista ININCO, surgida a principio de los ochenta. Será el Profesor Oscar Agustín Lucien Reyes quien asumirá desde sus inicios la coordinación de publicaciones del Instituto de Investigaciones y de la revista, como propuesta suya, al ingresar al ININCO-UCV dirigido por el Profesor Federico Álvarez Olivares entre los años 1986 y 1992. Al respecto nos dirá el Profesor Federico Álvarez en la presentación oficial del primer número del Anuario ININCO, lo siguiente (Anuario I. 1988: 7):

Con la publicación de este Anuario, no pretendemos llenar el vacío que han dejado las ausencias de la Revista ININCO y de la Serie Cuadernos. Nuestro único propósito es el de recoger algunos materiales que rinden testimonios acerca del trabajo que los investigadores de este instituto realizan, día a día, en diversas áreas de la comunicación, sin otro estímulo que el mínimo intercambio entre compañeros y estudiantes.
Sobre la investigación universitaria se conjugan en estos tiempos numerosos factores adversos. Sigue reinando una desconexión suicida entre nuestros institutos y los centros más importantes del Estado. Persiste la costumbre, tanto en el sector oficial como en el privado, de preferir el contacto y la asesoría de expertos extranjeros, aunque no sean visibles las diferencias en cuanto a competencia e idoneidad.
Las universidades, por otra parte, viven todavía sometidas a una dieta de pan y agua, limitadas desde el punto de vista presupuestario a llenar las exigencias del "gasto fijo", con el inevitable sacrificio de las publicaciones periódicas especializadas. Y aun en el caso de contar con recursos, ha predominado una política editorial que no muestra sensibilidad frente al papel de la investigación.
La gente del ININCO no ha estado ociosa en todo este tiempo de silenciamiento forzoso. Hemos estado presentes en seminarios, fotos, simposios y todo tipo de actividades públicas en las cuales ha sido requerido nuestro concurso. Los medios de comunicación social registran nuestra asistencia y los nombres de los investigadores participantes, pero difícilmente pueden dar cuenta exacta de los planteamientos que allí llevamos acerca de los problemas de la comunicación en las áreas de la cultura popular, las nuevas tecnologías, el cine, la comunicación política, la libertad de expresión. Escritos que reflejan meditaciones, discusiones y estudios que tienen al instituto como escenario, aparecen con regularidad en otras publicaciones (…) a pesar de las buenas intenciones, no es fácil hallar apoyo publicitario para publicaciones que no quieren renunciar a un mínimo de independencia crítica. Porque, en fin, los efectos de la crisis no son cuentos [negrillas nuestras].
La publicación del Anuario ININCO (Temas de Comunicación y Cultura) significará, entonces, un cambio en el concepto editorial de revistas académicas científicas y corresponderá a un criterio de realidad menos ambicioso pero más seguro: una edición anual que testimoniara la labor de reflexión y de investigación de los profesores del Instituto. Desde ese momento hasta la fecha, con el pleno respaldo de quienes han dirigido el ININCO-UCV, Federico Álvarez (1986-1992), Elizabeth Safar Ganahl (1992-1999), Oscar Lucien (1999-2005) y Gustavo Alfredo Hernández Díaz (2005-actual), hemos sido consecuentes con esa frecuencia y tratado de introducir mejoras tanto en los aspectos formales como de contenido. A partir del volumen siete, publicado en el año 1995, se producen innovaciones en el diseño para hacerlo más atractivo a un público más amplio y se sustituye el subtítulo anterior Temas de Comunicación y Cultura por el de Investigaciones de la Comunicación. Se acompañan los textos con los resúmenes en inglés y francés (además del castellano desde el volumen ocho, 1996-1997 y portugués comenzando con el volumen catorce, número 2 del año 2004) y se formaliza con vigor el arbitraje externo de los textos analizados por el Consejo de Redacción. Transcurridos diez años, con el volumen nueve, año 1998, del Anuario ININCO / Investigaciones de la Comunicación, llegamos a un momento especial de nuestro recorrido. Somos incluidos en el Registro de Publicaciones Periódicas del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICIT), la más alta entidad pública de gestión de la actividad científica en nuestro país. Veinte años después se ratifica nuestra permanencia en el Registro de Publicaciones Científicas y Tecnológicas en el actual Ministerio del Poder Popular para Ciencia y Tecnología al obtener un puntaje superior al 80%, es decir, entre 71,63 y 89,95 puntos.
(…) nos honramos en ser para este momento, en Venezuela la única publicación arbitrada especializada en comunicación, hemos mantenido la tradición de acoger en nuestra publicación a colaboradores de otras instituciones y de otros países del mundo, en porcentajes nada despreciables, y mantenemos intercambios permanentes con las más importantes publicaciones del área, amén de ser miembros de la Red Iberoamericana de Publicaciones de Comunicación y Cultura. Cambios de forma y de fondo, apego cada vez más riguroso a las normas que guían las publicaciones científicas, nos hacen confiar que, en una mínima medida, hayamos podido contribuir a socializar el conocimiento que se produce desde nuestra Universidad en el área de la comunicación. Y aunque los problemas no sólo continúen sino que de alguna manera se hayan agravado, mantenemos nuestra vocación de seguir adelante. (LUCIEN, Oscar, 1999. XXV Aniversario del ININCO).
Es importante destacar, que a partir del volumen trece, año 2001, el Anuario ININCO se ha caracterizado por ser una publicación de frecuencia semestral, con la edición de dos números por año al verse excedida en el número de artículos científicos por arbitrar rédito de ser una referencia obligada en el ámbito nacional e internacional (universidades, centros de investigación, observatorios, etc.) cuando se quiere conocer con más detalles temas relacionados con la Comunicación y la Cultura. A finales del 2004, el Profesor Gustavo Hernández Díaz ocupará la dirección del Instituto iniciándose una gestión de fortalecimiento académico de las líneas de investigación y divulgación editorial de sus productos. En ese sentido, encomendará al Profesor Carlos Enrique Guzmán Cárdenas la gestión del Anuario ININCO como Director / Editor creándose el Comité Científico Internacional que cuenta en la actualidad con 78 investigadores de distintas partes del mundo que acreditan, evalúan y arbitran los contenidos de cada número editado y publicado. Por otra parte, el Anuario ININCO ha participado como plataforma de divulgación científica, en los últimos cuatro años, con la experiencia pionera de desarrollar el Observatorio ININCO de la Cultura y la Comunicación. Así tenemos que la misión, durante estos veinte años, ha sido dar testimonio de las investigaciones que se realizan y concluyen en el Instituto de Investigaciones de la Comunicación (ININCO) de la Universidad Central de Venezuela. Sin embargo, siempre con la intención de contribuir con la reflexión fecunda sobre nuestra sociedad, el Anuario ININCO/Investigaciones de la Comunicación acoge también las contribuciones de colegas nacionales y extranjeros.
Veinte años comunicando democracia y participando, como nos diría nuestro apreciado Prof. Oscar Lucien, en la toma de consciencia del compromiso colectivo de socializar el trabajo de la investigación científica y de reflexión. Hacemos una invitación a la comunidad académica, nacional e internacional, para seguir construyendo las respuestas democráticas y abiertas, humanas y libres, de aprendizaje, en torno a los temas complejos -y no de pensamiento único- de la comunicación y la cultura.
Editorial del Anuario ININCO / Investigaciones de la Comunicación. Vol20. N°1 2008. Edición Aniversaria 20 años.
Soc. Mgs. Carlos Enrique Guzmán Cárdenas
Director Editor Anuario ININCO / Investigaciones de la Comunicación
ISSN: 0798-2992 / Depósito legal: pp198908DF26
Coordinador General de la línea de investigación "Sociedad de la Información, Política y Economía de la Comunicación y la Cultura"
"Society of the Information, Politics and Economy of the Communication and the Culture"
Instituto de Investigaciones de la Comunicación UCV-FHE. Avenida Neverí, CC Los Chaguaramos Piso 3. Los Chaguaramos. Caracas. Distrito Capital. República Bolivariana de Venezuela.
Apartado correos 47.339 Caracas 1041-A
Fax +58 212 6813831
messenger: innovarium@hotmail.com
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Los estudios de Consumo Cultural

En el caso de los estudios sobre consumo cultural en Latinoamérica, se ha generado una reflexión teórica respecto a los modos en que los públicos ven, escuchan y leen, a los usos que le dan a los bienes culturales y, a las maneras en que ellos relacionan esos bienes con su vida cotidiana. Diariamente los latinoamericanos disfrutan de la música, siguen las incidencias de la televisión, escuchan radio. Pero también leen periódicos y libros, asisten a cine o a teatro, ven exposiciones o se comunican por Internet. Sin embargo este disfrute de la cultura no es igual para todos. Los más pobres, los habitantes de regiones o provincias y los adultos mayores suelen estar excluidos del consumo de bienes y servicios culturales. En algunos casos, como el acceso a Internet y en general a las tecnologías de la información y la comunicación, la brecha entre ricos y pobres es literalmente abismal. A la exclusión de las oportunidades económicas o de la participación política se suman en nuestro continente graves problemas de inequidad cultural. Por lo demás, la consolidación de los estudios sobre consumo cultural ha sido poco contundente, ya que, en la mayoría de los países latinoamericanos no existe un ordenamiento sistemático y comparativo de las estadísticas culturales, ni algún organismo dedicado al estudio de este campo.

A pesar de ello, algunos países latinoamericanos, en el marco de la formulación de políticas públicas culturales, están trabajando por resolver esta situación con la aplicación de Encuestas Nacionales de Consumo Cultural, siendo especialmente relevante el caso de México (2003), Argentina (2005) y Chile (2004-2005) y, en menor medida, de Uruguay (2002) y Venezuela (2003). Nos encontramos así ante un área de muy reciente impulso, prolífica no tanto en la cantidad de investigaciones pero sí en la diversidad de vetas que se han explorado y en las metodologías puestas en práctica. Los impulsos para el desarrollo de las exploraciones sobre consumo cultural han provenido fundamentalmente de tres ámbitos: instituciones gubernamentales de cultura (Ministerios de Cultura y Consejos de Artes), espacios académicos (Universidades e Institutos de Investigación) e industrias culturales, fundamentalmente de agencias de mercadeo y publicidad. En el ámbito académico, destacan las investigaciones realizadas por Néstor García Canclini, Ana Rosas Mantecón, Mabel Piccini, Graciela Schmilchuk, Mónica Álvarez Rodríguez (México); Jesús Martín-Barbero, Sonia Muñoz, Helena Useche Aldana y Germán Rey (Colombia); Víctor Fernández Blanco, Juan Prieto Rodríguez, Cristina Muñiz Artime, Rubén Gutiérrez Del Castillo, Jordi López Sintas y Ercilia García Álvarez (España); Marcelino Bisbal, Pasquale Nicodemo, Tulio Hernández, Carlos Guzmán Cárdenas, Natalia Sánchez y Emilia Bermúdez (Venezuela), Guillermo Sunkel, José Joaquín Brunner, Alicia Barrios, Carlos Catalán y Pablo Torche (Chile); Hugo Achugar, Sandra Rapetti, Susana Dominzain y Rosario Radakovich (Uruguay).

No obstante, tal como señala la antropóloga e investigadora mexicana, Ana Rosas Mantecón (2004)
«A pesar de los importantes avances realizados en los últimos años en términos de construcción teórica y de líneas de investigación, el estudio del consumo cultural se sigue planteando como un doble desafío: teórico, porque no se ha construido aún un enfoque transversal capaz de describir y explicar los procesos de consumo cultural, que son regulados por racionalidades diversas (económicas, políticas, simbólicas) y que se encuentran íntimamente vinculados a una gama amplia de prácticas y fenómenos sociales que los atraviesan y condicionan; metodológico también, puesto que no se han evaluado suficientemente los alcances y límites de la aplicación de técnicas cualitativas (como la entrevista individual y grupal, la historia de vida y el relato, el análisis del discurso, la observación participante, etc.) y cuantitativas (la encuesta)».

Y, en ese orden, apropiándonos de algunas de las tesis de Ana Rosas Mantecón sobre este tema, podemos señalar que en el caso de Venezuela, no significa que se trate de una línea de investigación inédita o por construir, sino más bien de una incorporación tardía de nuestras Universidades al debate mundial, en el que destacan las propuestas teóricas de los estudios críticos culturales a partir de las cuales se conforma una aproximación al objeto y campo de estudio de la Teoría de la Comunicación, así como la sociología de la cultura de Pierre Bourdieu, la invención de lo cotidiano de Michel de Certeau, la vida social de las cosas de Arjun Appadurai, los determinantes de la demanda cultural de Xavier Dupuis y Francois Rouet, Mary Douglas y Baron Isherwood, hibridación y consumo cultural de Néstor García Canclini, matrices culturales y uso social de los medios de Jesús Martín Barbero, entre otros.

No existe ningún espacio académico en el país dedicado específicamente a la formación de profesionales en este terreno. De igual modo, no se cuenta con especialistas en los centros de investigación pertenecientes al Ministerio de Cultura-CONAC lo que dificulta la definición de políticas culturales coherentes, y en los Institutos de Investigación Social de nuestras principales Universidades a lo largo de los años noventa del siglo XX y estos primeros del dos mil, se han producido intentos aislados pero no se ha logrado continuidad y seguimiento para realizar este tipo de estudios, cuya naturaleza es esencialmente interdisciplinaria (sociología de la cultura, antropología social, semiótica, estética de la recepción, estadística, comunicación, psicología social, etcétera). Puede advertirse, por consiguiente, que el análisis del consumo y demanda de bienes, servicios y actividades culturales; las prácticas, hábitos, preferencias y comportamientos del consumidor cultural, ligados a valores simbólicos entre cuyas características destaca la inmaterialidad o la «espiritualidad» como atractivos dominantes, resulta caracterizado por una especial importancia epistemológica para las Ciencias Sociales, y, en particular, para una Comunicología posible, por conocer las imágenes e imaginarios en virtud de las cuales una sociedad se reproduce, tomando en cuenta los perfiles de identidades a través de la cual se reconoce a «sí misma» y cambia, a fin de instrumentar este conocimiento para la práctica democrática de una política cultural y comunicacional.

Soc. Mgs. Carlos Enrique Guzmán Cárdenas
Director Editor Anuario ININCO / Investigaciones de la Comunicación
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El conocimiento de las bases económicas de nuestro desarrollo cultural

Knowledge of the Economical Foundation of our Cultural Development of our Cultural Development

¿Se estimula la productividad, el crecimiento económico y la competitividad de un país si se intensifican los niveles de acceso y participación cultural?, ¿la cultura puede inducir al incremento de la calidad del progreso económico y social?, y aún más, ¿mejora los niveles e índices del desarrollo cultural, y por tanto su repercusión en los índices del desarrollo humano, si incrementamos el financiamiento público cultural?, ¿varían los niveles de equidad si se transforman las capacidades culturales y comunicacionales de un país?

Es evidente, que estas interrogantes se producen como consecuencia de las restricciones del enfoque convencional neoclásico acerca de las conexiones que operan entre la economía, cultura y comunicación. Vale decir, la rentabilidad de la inversión pública en el sector cultural como problema común de todas las vertientes que han relacionado cultura y economía y, la legitimidad que tiene como sector creador de empleo y valor agregado, no puede justificarse, sino por el valor intrínseco de la cultura. Ese valor intrínseco debe ser encontrado dentro de una relación más amplia, que ubique a la cultura como un componente indispensable no sólo del crecimiento, sino del desarrollo humano. Para ello, nos dirá el filosofo y antropólogo mexicano, García Canclini (2002: p. 60), «(…) es necesario distinguir en qué sentido la nueva articulación entre mercancías y significados contribuyen al desarrollo, de distinto modo en los países centrales y periféricos».

Y, en gran medida, esta dificultad obedece a que los estudios referidos a la dinámica económica de la cultura y el arte son relativamente recientes. Es importante destacar, que aunque las relaciones entre las disciplinas ocampos de economía y cultura han sido poco exploradas en el pensamiento social venezolano así como en la formulación de políticas culturales, ya desde 1981 siendo Luis Pastori, Ministro de Estado para la Cultura, se comenzaba a examinar este tema como consulta política para una agenda pública cultural en el estudio titulado: «Desarrollo Económico y Cultura. Proposiciones sobre Política Cultural». Sin embargo, han transcurrido dieciséis años desde que el filosofo venezolano Antonio Pasquali, escribiera en su libro titulado «La Comunicación cercenada. El caso de Venezuela»

Si añadimos el hecho de que en ninguna Universidad Nacional se estudia la Economía de la Cultura y la Comunicación (...), y de que el aparato estatal, desprovisto de una política de comunicación, carece a fortiori de toda institución de reflexión y seguimiento del problema, se verá en qué estado de indigencia informativa somos tenidos (1990: p. 8).

Adicional, nos encontramos, que no existen datos desagregados relativos a las características generales de la extensión así como el volumen de las actividades económicas relacionadas con el sector cultural y creativo; el ocio como materia de negocios, sobre las industrias y actividades protegidas por el derecho de autor y los derechos conexos en general (copyright industries), las industrias de la creación (creative industries) y, en particular, sobre las industrias culturales y comunicacionales, desconocidos e infraexplotados por los poderes públicos; de igual modo, omitimos las actividades relacionadas con la pequeña y mediana empresa (PyMEs), las empresas artesanales, nuevas tecnologías, el audiovisual y la sociedad de la información, lo cual dificulta la puesta en práctica de sistemas estadísticos culturales, nacionales y regionales, capaces de suministrar información sobre aquellos aspectos culturales susceptibles de ser cuantificados periódicamente y de apoyar el correspondiente proceso de elaboración y gestión de políticas culturales.

Frente a este escenario, no sólo de Venezuela sino de algunos países latinoamericanos, García Canclini (2002: pp. 57, 67), nos señala:

Así como no saldremos del subdesarrollo sin aumentos sustanciales de la inversión en ciencia y tecnología, no podemos esperar que las voces y las imágenes de lo latinoamericano sean otras que las del realismo mágico difundido por editoriales europeas y nuestra descomposición social filmada en los noticieros de CNN o en las películas hollywoodenses sobre narcotraficantes si no modificamos la articulación de investigaciones culturales, políticas culturales y comunicacionales. (...) Hacer políticas culturales y de integración en medio de las nuevas formas de privatización transnacional exige repensar tanto el Estado como al mercado, y la relación de ambos con la creatividad cultural».

En afinidad, la importancia creciente de la cultura y la comunicación está estrechamente vinculada a un significativo proceso de transformación económica, que podemos condensar en la transición hacia una economía basada en el conocimiento, la innovación y gestión de los intangibles. Como consecuencia del impacto económico de las industrias culturales y comunicacionales, y en la medida en que nos señalaban algunos estudios pioneros en Latinoamérica que estamos frente a un sector solvente y productivo, desde hace diez años comenzó a ser examinada la economía de la cultura por organismos de cooperación multilateral, bilateral, regional y en diversos espacios nacionales y académicos.

Dicha preocupación por indagar las relaciones entre economía y cultura para el caso de los países latinoamericanos, se ha visto reflejada en algunos seminarios y estudios de carácter regional que pudieron reconocer las perspectivas de lo que significa el impacto de la cultura y la comunicación en la economía latinoamericana. En el caso del Instituto de Investigaciones de la Comunicación (ININCO) de la Universidad Central de Venezuela, se viene trabajando la línea «Sociedad de la Información, Política y Economía de la Comunicación y la Cultura». Así, la Economía de la Cultura y la Comunicación tendrá entonces, entre sus temas más importantes, aspectos como la intervención pública en la promoción y difusión de la cultura, el impacto económico de la cultura, el precio de los bienes artísticos, el funcionamiento de instituciones culturales como los museos, los teatros, las óperas etc., las carreras profesionales de los artistas, el comportamiento de las industrias culturales (música, audiovisual, edición de textos), la relación entre cultura y desarrollo, etc.

Soc. Mgs. Carlos Enrique Guzmán Cárdenas
Director Editor Anuario ININCO / Investigaciones de la Comunicación
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Las industrias creativas y culturales se encuentran en el corazón de la economía creativa.


The Creative and Cultural Industries are in the heart of the creative economy.
En la última década se ha generado una creciente afirmación sobre la importancia que tienen las industrias creativas y culturales como sector potenciador del desarrollo económico de las regiones o países. La tesis central de esta declaración es que “la creatividad, el conocimiento y el acceso a la información son cada vez más reconocidos como potentes motores del crecimiento económico y de la promoción del desarrollo en un mundo que se globaliza” (UNCTAD, 2008: p. 61). Se empieza ya a considerar muy seriamente que la creatividad y la innovación se han convertido en las fuerzas impulsoras de nuestra economía y sociedad. En este mundo globalizado nuestro futuro se apoyaría en nuestra capacidad de crear. Por lo tanto, las sociedades necesitan consolidar su capital creativo. En este contexto, el advenimiento de una economía creativa estaría provocando que emerjan prácticas que conjugan innovación (creatividad tecnológica), emprendizaje (creatividad económica) y creación (creatividad artística y cultural), como elementos combinatorios cada vez más pujantes constituyéndose así como verdaderos creadores de valor (CALZADA Igor, 2006).

Pero a qué nos referimos con ¿Economía Creativa? A todos aquellos sectores y actividades emergentes que están surgiendo en las economías avanzadas con base al sector servicios y la innovación permanente. Implica un desplazamiento fuera de los modelos convencionales y hacia un modelo multidisciplinario que abarca la interfaz entre economía, cultura y tecnología, y focalizado en la predominancia de los servicios y del contenido creativo.

Estos nuevos sectores emergentes, que se han dado a conocer como Industrias Creativas (que no simplemente Culturales), comprenden todas aquellas actividades que se generan desde la combinatoria o la intersección entre tres ámbitos disciplinarios: Arte/Cultura; Empresa/Innovación y Ciencia/Tecnología (UNCTAD, 2004). Las “industrias creativas” pueden definirse como los ciclos de creación, producción y distribución de bienes y servicios que utilizan creatividad y capital intelectual como insumos primarios. Ellas abrazan un conjunto de actividades basadas en el conocimiento y que producen bienes y servicios intelectuales o artísticos tangibles y de contenido creativo, valor económico y objetivos de mercado. Esquemáticamente descriptas, las industrias creativas se encuentran en la intersección entre el arte, la cultura, los negocios y la tecnología. Abarcarían un campo vasto y heterogéneo que engloba la interacción entre varias actividades creativas desde las artes y artesanías tradicionales, la imprenta, la música y las artes visuales y dramáticas, hasta grupos de actividades tecnológicas y orientadas a servicios, tales como la industria cinematográfica, la televisión y la radio, los nuevos medios y el diseño.

Por otra parte, el término Industrias Culturales está asociado, desde medio siglo atrás, a las empresas de producción y comercialización de bienes y servicios culturales, destinados a su difusión y comercialización en amplios sectores de la población. Su función es la de producir (“fabricar”) mercancías o servicios de carácter cultural (libros, discos, películas, emisiones de radio, programas de TV, etc.) destinadas específicamente a difundir y reproducir en términos de prototipo o de serialización determinados contenidos simbólicos (obras literarias, obras musicales, obras cinematográficas, obras televisivas, información, etc.). Posteriores definiciones aclaran más el concepto, cuando se aborda a estas industrias, como un “conjunto de ramas, segmentos y actividades auxiliares industriales productoras y distribuidoras de mercancías con contenidos simbólicos, concebidas para un trabajo creativo, organizadas por un capital que se valoriza y destinadas finalmente a los mercados de consumo, con una función de reproducción ideológica y social” (BUSTAMANTE Enrique y Ramón ZALLO, 1988). Precisamente, el reconocimiento de esta dualidad: mercancía como dimensión económica y contenidos simbólicos -libro/obra literaria; disco/obra musical, película/obra cinematográfica, etc.- nos permite visualizar de manera integral los componentes económicos e industriales, así como ideológicos y culturales, que están presentes en todo producto originado en las industrias culturales.

De acuerdo con algunas de las experiencias revisadas, las industrias culturales serían un subconjunto de las industrias creativas, debido a que comparten sus características de creación, sistema de producción, generación de derechos de copia, y su potencial para producir impactos económicos positivos. La diferencia entre ambas está en el hecho de que los productos de las industrias culturales propiamente dichas tienen un significado social y cultural, un contenido simbólico superior a su valor de uso.

Luego parece ser, cada vez mayor, que el futuro de las economías avanzadas se va a sustentar en generar y promocionar a sus Industrias Creativas y Culturales. Las industrias creativas se han convertido en un sector líder para las economías de numerosos países con índices de crecimiento anual que se sitúan entre el 5% y el 20%. Es claro que los países “desarrollados” aún dominan el mercado mundial de productos creativos. Sin embargo, muchos países en “vías de desarrollo” ya se benefician de la prosperidad repentina de las industrias creativas, particularmente en Asia. Desafortunadamente, la gran mayoría de los países en “vías de desarrollo” aún no han logrado realmente aprovechar sus capacidades creativas para fomentar a través de políticas públicas, principalmente culturales y comunicacionales, su desarrollo. No obstante, todavía queda mucho por hacer, y numerosos estudios permiten afirmar que dichas industrias son uno de los que mayores oportunidades de negocio y empleo presentan para las economías latinoamericanas.

Aparte del Reino Unido, algunas de las experiencias más documentadas son las de USA, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Corea, Singapur, y Hong Kong, los países miembros de la Unión Europea, del MERCOSUR y del Convenio Andrés Bello (CAB). Otras experiencias menos documentadas pero que presentan propuestas interesantes son las realizadas en Rusia para la ciudad de San Petersburgo, en Escocia, Japón, Taiwán, Tailandia, Malasia, Indonesia, Sudáfrica y México. La mayoría de las experiencias realizadas en estos países tienen cobertura nacional. Entre los países de la Unión Europea, se han adelantado estudios del sector creativo en Austria, Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Francia, Alemania, Grecia, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Holanda, Portugal, España y Suecia.

El reto entonces es aprovechar al máximo este potencial económico de crecimiento y desarrollo en un marco de respeto de nuestra identidad y de nuestra diversidad cultural. En cuanto a América Latina, tanto los países de Mercosur como los que forman parte del Convenio Andrés Bello (CAB) han venido trabajando en el tema. En los primeros (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) se han realizado estudios sobre la importancia económica de las industrias y actividades protegidas por el derecho de autor y los derechos conexos (IPDA). Por su parte, algunos de los países del Convenio Andrés Bello vienen adelantando desde finales de los noventa el proyecto Economía y Cultura. En el marco de este proyecto se desarrolló una serie de estudios para Bolivia (2006), Chile y Colombia (2003), Perú y Venezuela (2005). En el caso de nuestro país la investigación fue coordinada y realizada por Carlos Guzmán Cárdenas, bajo el título de “La dinámica de la cultura en Venezuela y su contribución al PIB”, publicado en la Colección Economía y Cultura N° 10 del Convenio Andrés Bello en 2005.